Nos ubicamos en el año 1985, un año antes de que su servidor llegara a este mundo en forma humana, porque de vez en cuando tengo visiones de mis vidas pasadas, de hecho conviví con los grandes de la historia, solo que en forma de perro e iguana.
En dicho año, mismo en que se presume surgir la llamada ‘sociedad civil’ que después en mi día de nacimiento precisamente recibiera con un enorme chiflido y abucheo al entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado. 1985 en que los Polivoces estaban en su pleno apogeo y que la ola de ‘Rock en tu Idioma’ era de las cosas más Inn en la radio. Rigo Tovar y los Bukis hacían su parte mientras que ECO era el noticiero más visto en toda Latinoamérica, en su formato de 24 horas. Bueno para resumir un año de esos memorables (jajaja).
Mientras tanto, en España y sin tanta suerte, un loco desquiciado, ‘Ciudadano cero’ entregado al ‘Whisky sin Soda’ y que además practicaba ‘Kung Fu’ se dejaba ver entre las multitudes de las ‘Rebajas de Enero’. Entonces se le vio cantando la triste ‘Balada de Tolito’ y desconsolado lloraba a una ‘Princesa’, quien con todo eso y más le decía ‘Quédate a dormir’. Algunos lo escucharon monologar acerca de la ‘Incompatibilidad de caracteres’, pero todos coincidían en que ‘El joven aprendiz de pintor’ resultaba un genio letrado, sin duda ya consolidado a comparación de ‘Cuando era más joven’.
Rayos, ¿‘con qué ley condenarte, si somos juez y parte de todas tus andanzas’? te pregunto Sabina. Una persona que tiene autoridad para juzgar y sentenciar en un tribunal, en la vida, en lo simulado, en las letras, en lo que no existe realmente. Ahora se cumplen 25 años de salir al mercado este exquisito material. Difícilmente logró Joaquín superar su propio talento traducido en éxito y en internacionalización directa. Juez y Parte significa el antes y el después en su carrera, pese a que sólo arrastraba tres vinilos (Inventario, Malas Compañías y Ruleta Rusa) y uno más de colaboraciones y duetos (La Mandágora, con Javier Krahe y Alberto Pérez), bastaba para que al siguiente año hiciera una exitosa gira por Europa y parte de América con la banda Viceversa y quedara registrado un disco En Directo.
Es un Joaquín Sabina desconocido para los que empezamos escuchando ‘19 Días y 500 Noches’ o ‘Dímelo en la calle’. Un Joaquín con la voz fresca y un sentimiento de alma cuarteada para cantar. Una represión que se deja liberar canción tras canción, pero si pones atención, es el mismo sin vergüenzas que en sus últimos discos, solo que en su faceta de joven gilipollas, como dicen allá en tierras ibéricas.
No es precisamente mi disco favorito de (ahora confieso) mi ídolo de la música en español, pero lo recomiendo para quienes quisieran conocerlo de raíz. Muchas veces es molesto pero útil aquello de que ‘escuchando cierto disco conoces al artista’. Ahora presento la ocasión para argumentar en contra de quienes dan por loco a Sabina, este álbum es precisamente el antídoto psiquiatra que revela todos los secretos oscuros de sus futuras producciones, así como también traduce y esclarece las ideas y motivos de sus anteriores piezas. Por ejemplo, a mí se me hizo pesado escuchar ‘1968’ y no pude percibir el significado y sentimiento que guarda tan bella y apasionada pieza. Escuché entonces la ‘Balada de Tolito’ y rematé con ‘Ciudadano Cero’ para poder llegar ‘al punto del gaspacho’ como dice mi buen Joaquín.
Quizá reseñe posteriormente mi disco favorito ‘Yo, mi, me, contigo’ al que le tengo bastante cariño aún con el paso de los años y el que me ha enseñado tantas y tantas cosas como autor de mis propias canciones y de la lengua española en general. Ahora solo puedo confesar que me quito el sombrero y me visto de gala porque nunca (creo) podré hacer algo tan poéticamente genial y sentimentalmente aberrante como ‘Princesa’.
Ahí les encargo conseguir el CD, y comentarme qué canción les pareció la mejor.
Salud y Saludos!