martes, 28 de julio de 2009

El Dilema del Precio-Cantidad.

martes, 28 de julio de 2009

Buenas noches Moskografía.

Esta es una entrada que escribiré a modo de mi íntimo, nefasto y cursi diario, así que, hay que empezarlo como tal!

Querido diario:

Hoy estuve en un dilema importante, tan importante fue que me llevó gran parte del día en analizar lo que te voy a contar. Resulta que acompañé a mi mamá al tianguis, por eso de que si me quedaba solo en la casa me tocaba hacer el quehacer y has de saber que detesto la rutina esa de limpiar y hacer un hogar más feliz. Bueno pues, ya estando en el tianguis, en el puesto de las frutas y verduras para ser exacto, mi mamá compró de todo y yo me quedé observando los precios y las cantidades que te daban.

Ahí me llegó a la mente que antes de salir de vacaciones, en un día que estábamos en los exámenes finales, un tipo al que detesto (por ende se me hace nefasto escribir su nombre) me invitó una manzana. En realidad el sujeto cargaba dos manzanas rojas, de esas que para acabarla de chingar llevan la etiquetita con el nombre de la capital del país vecino norte y que cómo me gustan las manzanas, así que me hice el humilde y le tomé la manzana. Yo en recompensa le regalé una galleta de esas que tanto me gustan.

Mi pregunta es: ¿Cuánto cuesta en realidad regalar una manzana?

Sí, una manzana.

Porque, se me ocurrió la extraña idea de comparar la situación con la de regalar una galleta o un cigarro (mi dieta diaria en la escuela). Veamos pues. Analizando el punto de que nosotros como estudiantes nunca compramos las cosas del mandado (frutas, verduras, hongos, sopas y demás) quizá no nos cuesta regalar una manzana al prójimo. Pero aplicando un poco de matemáticas básicas me di cuenta de que:

  • El precio vigente del kilo de manzana roja es de $25.00; un kilo tiene aproximadamente 8 manzanas; el precio unitario de la manzana es de $3.12, pesando cada una de ellas 125g.
  • En realidad el sujeto que me cae mal me regaló un artículo con valor monetario de $3.12 que a su mamá o a su papá les costó con el sudor de sus frentes. Supongamos que ganaran el salario mínimo diario aprobado para el 2009 (en el área geográfica A, ya que pertenecemos al área metropolitana), o sea $54.80. A la quincena obtienen un neto de $822.00 sin considerar prestaciones. Los papás del sujeto le invirtieron el 0.76% de su salario en sus dos manzanas, por lo que el tipo en cuestión me regaló 0.38% del esfuerzo de sus papás. ¡Gracias gran amigo!
  • Ahora, en contraparte, la cajetilla de cigarros cuesta $28.00 (de los buenos, porque luego hay cada persona que compra Delicados o Montana y realmente saben feos, pero igual me los fumo, jeje); la cajetilla tiene 20 cigarrillos; el precio unitario del cigarro es de $1.40.
  • Aplicando la misma regla del salario mínimo estamos hablando de que cada cigarro cuesta el 0.17% del salario de nuestros padres.
  • Un paquete de galletas Oreo cuesta $6.50; el paquete incluye 8 galletas; el precio unitario de la galleta es de $0.81.
  • Aplicando la misma regla que en los dos ejemplos anteriores, cada galleta le cuesta a mis papás el 0.10% de sus valiosos esfuerzos laborales.

Pero, querido diario, esto no es lo peor. Me puse a pensar que si midiéramos las galletas en su proporción equitativa a la manzana, es decir, su peso en gramos, los resultados serían muy diferentes, veamos pues:

  • El empaque señala que el contenido de las galletas es de 94g; cada empaque contiene 8 galletas, así que cada galleta pesa 11.75g.
  • La relación precio – cantidad la determino con el siguiente criterio. Así como el precio del kilogramo de manzana lo tomé de un tianguis común donde suelo adquirir mis provisiones, lo mismo haré con las galletas, a precio del puesto de dulces de mi escuela. Entonces, si el kilogramo de galleta cuesta $69.15, los 125g que el sujeto me regaló de manzana traducidos a la cantidad de galleta, yo tendría que darle 10.63 galletas, lo cual me costaría $8.62, que equivaldría al 1.05% del esfuerzo laboral de mis padres.

Así que, pensándolo bien, estuvo bien intercambiarle una galleta por una manzana, ya que el invirtió $3.12 en mí, mientras que yo sólo le regalé unos 81 miserables centavos, lo que en realidad pagaría cualquier persona por su cabeza, jajaja.

La conclusión es que, si tuviésemos que compartirnos cantidades iguales de producto, la galleta es por mucho más cara que la manzana. Pero ¿saben qué? A ese wey no le regalé ni madres, jajaja

Ah, querido diario, me siento contento por esto pues!

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