viernes, 8 de enero de 2010

Es que ya no cabemos (prosa improvisada, palabras desmadrugadas).

viernes, 8 de enero de 2010

Es que ya no cabemos, en serio.

Ya no cabes tú, tampoco yo. Quiero con esto decir unas palabras que se lean despacio, lentas, con calma, respirando tranquilo y que se disfruten y se degusten. A veces quisiera escribir tan sólo para imaginarme que mis pensamientos serán recordados por alguna persona. Esa persona puedes ser tú, o simplemente sólo seré yo.

Es que ya no cabemos, ni mis pensamientos ni mis acciones, ni mis logros ni mis fracasos, ya todos juntos no cabemos en esta habitación, los sentimientos reprimidos, las emociones cebadas y las ilusiones muertas en el experimento que se llama imaginación. Pienso en la canción perfecta, en la poesía que trasciende, en la improvisación que se grabara por la eternidad. Todo está en la cabeza, nada es material. Si tan solo pudiese describirlo, explicar con palabras humanas lo que en mi cabeza aguarda y luego desvanece. La vista lo dice mejor, ¿por qué no instalar entonces una videocámara en mi imaginación?

Los sonidos te lo harían comprender, ¿por qué no puedo entonces decirlo con mi música? Estos sentimientos a tu tacto erizarían, entonces, ¿cómo podértelo hacer comprender? ¿Cómo decirte cuánto te quiero? ¿Cómo saber explicar lo que a la luz del sol no es más que opacidad, no es más que invisibilidad? ¿Cómo es posible que ahorita ni siquiera lo pueda recordar?

Puedo pensar en blanco, y sin embargo apareces, cual pixel en mi nebulosa vista y te expandes, y te haces grande, más grande de lo que en verdad eres, más nítida que cuando te miro de cerca. Te expandes como el fuego en el bosque, de repente envuelves mi calma y estropeas mi alma; alumbras, más bien deslumbras. Y es que ya no cabemos, de verdad que no. Ocupas mi tiempo, mi vida, mi lapso en esta vida, ocupas mis planes, ocupas mis aspiraciones, ocupas mi instante, mi distracción.

Cuando menos lo pienso, estoy pensando en ti, otra vez en ti. Se supone que ya te fuiste, ¿por qué no te llevaste todo lo que te pertenece? Me duele entonces pertenecer a tu pasado, porque hubo una brecha en el tiempo, un error de cálculo que me hace volver constantemente y que ahora, cuando vuelvo a la realidad me duele de verdad perderte, me lastima y me hiere que ya no estás aquí.

¿Rabia? No me hables de malos sentimientos, en serio que no sabes lo que siento. Bendito el que es feliz a tu lado, pero a la vez la maldición de no poder ser yo en el que pienses, no ser yo el que te haga el amor ni el que te bese los ojos, ni tampoco en el que pienses cada amanecer y por ende por el que des la vida. Asombrado porque ahora sé que nunca daría ni con mi mejor esfuerzo todo lo que mereces. Maldita mi mente que te hace ver como afrodita. ¿El pensará lo mismo, el te desnudará despacio como yo en mi mente? Me se de memoria ya cada rincón de tu cuerpo y lo sé con exactitud, lo sé con tranquilidad porque me inspira la realidad, la realidad es que nunca podré tenerte.

La vida se hace pequeña, nuestras vidas se cruzan pero no para siempre. ¡Ay vida! por qué no te la llevaste lejos o la hiciste crecer lejos de mi alcance. Es duro pensar y es más duro no poderte sacar. Es que ya no cabemos, yo no quepo en ti, y tu estás aprisionada en mí. ¿Qué pasaría si al leer estas líneas sintieras lo que en verdad siento? Me conformo en que lo pongas en plan de analogía, sobre tu aspiración inalcanzable.

Me divierto viéndote el rasgado de tus ojos, el ondulado de tu pelo. Hueles a durazno, y esa es tan sólo una aproximación, porque la verdad es que hueles a ti. Me brillan los ojos al mirarte de cerca, pero delato demasiado mi presencia, entonces miro cabizbajo y ni así te das cuenta. Soy capaz de minimizar todo a mi alrededor con tal de captar el sonido dulce de tu voz, soy capaz de desvanecer a todos y todo por fijar la mirada entorno a ti, a lo que haces, a lo que en ti se mueve. Soy por último capaz de adivinar lo que pasa por tu cabeza, lo que te gusta y lo que te hace llorar.

Pero es que ya no cabemos, ni yo ni lo que pienso, lo que siento y lo que añoro. Todo fuera como un punto y aparte y juro que jamás pensaría en ti de nueva cuenta. Pero ahora mismo me encuentro en un ciclo de tiempo que se repite, vuelvo en este instante al día en que te conocí, repaso entonces todos y cada uno de los días en que te traté, lo que me dijiste, la canción que te escribí. Juro que vuelvo a componer esa pieza y me desvelo de nuevo pensando en ti. Después, el día en que te vi partir. Enseguida me encuentro aquí escribiendo sin sentido y, ¿qué crees? De nuevo me transporto al día en que te conocí…

Y es que ya no cabemos aquí… tú estás allá, pensando en él, y yo estoy aquí, pensando en ti. Entonces ya no cabes en mí. Eres muy grande, de verdad muy grande para mí.

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